Aunque parezca inconcebible, el combinado nacional que se ha coronado campeón de América es el mismo equipo (o como mínimo lleva la misma camiseta) que aquel conjunto paradigma del fútbol espectáculo que, en una serie de spots publicitarios de una famosa marca deportiva, defendía la hermosura del fútbol frente al cada vez más incipiente balompié de pizarra y gimnasio.
Tan sólo ha pasado un año desde entonces, pero futbolísticamente en Brasil parece que haya transcurrido más de un siglo. El cambio ha sido abismal. Tras el fracaso mundialista, la Federación Brasileña decidió apostar por otro estilo, opuesto totalmente a la tradicional concepción carioca del balompié. Parreira fue sustituido por Dunga, capitán y equilibrador defensivo de aquel gran conjunto 'verdeamarelo' del '94. Los cinco fantásticos (Ronaldinho, Kaká, Adriano, Ronaldo y Robinho) se han quedado en uno, al menos en esta Copa América, y la fortaleza defensiva (con la habitual alineación de tres pivotes defensivos en el once) y el contraataque han sustituido a la genialidad y al toque virtuoso.
Dunga es un hombre de carácter y de convicciones fijas. Aun recibiendo críticas, fue fiel a sus ideas y logró llevarse la Copa América para Brasil. Lastima que para ello haya tenido que renunciar al carácter histórico brasileño y a una cultura futbolística concebida desde muchos años atrás. Aunque se logren títulos, ir a contracorriente de los gustos de la afición es algo que a la larga pasa factura. Si no que le pregunten a Fabio Capello, quien incluso ganando la Liga ha perdido su cargo. Cuando Brasil coseche una derrota importante (si ese día llega), la afición tendrá mucha menos paciencia que si esa misma derrota se produjera con su selección realizando un fútbol de muchos quilates, y más en un país tan exigente como Brasil.
En DB esperamos que esa especie en extinción conocida como Jogo Bonito, fútbol espectáculo o fútbol de salón, aun interfecta en su hábitat natural (Brasil), continúe presente en el mundo balompédico y no tengamos que recurrir a los más ancianos del lugar para que nos expliquen los buenos ratos que les hacía pasar el fútbol de ataque años atrás.
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