jueves, 24 de mayo de 2007

Eto'o: 10 en balompié, 0 en protocolo


Cuando Eto'o habla sube el pan. Poco importa el tema de la conversación, el lugar o lo que diga el camerunés. La prensa vende cada intervención de Samuel Eto'o como una bomba, un terremoto, algo que se eleva por encima de todas las noticias eclipsando incluso a la mismísima final de la Champions. Probablemente, estas declaraciones han levantado mayor revuelo del que deberían haber provocado. Es cierto que el diario Marca ha aprovechado esta entrevista para lograr un objetivo: desequilibrar el entorno azulgrana ante este final de Liga tan apretado y tras el 0-6 en el Calderón. Utilizando frases fuera de contexto, otorgándole un sensacionalismo propio de la prensa más amarilla y una notoriedad exorbitante, lograron producir un nuevo efecto negativo dentro del vestuario azulgrana, y ya van muchos esta temporada. Lejos de arreglar las cosas, el lenguaraz ariete replicó de forma poco ortodoxa las preguntas de algunos periodistas de otros medios en una rueda de prensa, en principio, orquestada para mitigar los efectos de los dardos venenosos lanzados contra el propio tejado de Eto'o desde Madrid. Los periodistas de la ciudad condal, quizás molestos porque Eto'o no concedió esa entrevista a uno de sus medios y sí a la prensa de Madrid, lanzaron algunas preguntas comprometidas a las que el '9' respondió, como suele ser habitual en él, denostando a los presentes; hablando antes y pensando después.

Los que conocen a Eto'o saben que es un tipo especial. Alguien afable y cariñoso con sus allegados, pero altivo y excesivamente 'sincero' con el entorno. Si Samuel formara parte de la alta alcurnia sería incapaz de asumir los preceptos del protocolo. No tiene asumidas ciertas reglas de conducta que vulneradas, pueden provocar efectos negativos en su club. A la vez, por esa facilidad para no comedirse ante ningún tema, resulta un tesoro para la prensa, acostumbrada a las respuestas monótonas y previsibles. Todos sabemos que Eto'o es un pedazo de futbolista y por ello no deseamos que se eche a perder por culpa de su locuacidad. O bien el club limita y modera sus declaraciones para no hacerse daño a sí mismo o bien todos nos acostumbramos a que Samuel es así. Sus compañeros y todos aquellos que lo conocen ya lo han aceptado tal y como es, sin darle mayor importancia a sus desdichadas y, en ocasiones, lacerantes palabras.

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