jueves, 13 de septiembre de 2007

Desazón nacional


Cada partido que el combinado nacional de fútbol realiza en esta fase de clasificación para la Eurocopa '08, más que una fiesta del balompié español, resulta un vía crucis para entrenador, jugadores y sobre todo, espectadores, quienes están perdiendo el interés y la pasión por la Roja. Se respira pesimismo, frustración y desazón por los cuatro costados de España. Incluso los defensores más acérrimos de Luis Aragonés han empezado a criticar a este gris equipo.

Sin tener en cuenta el paupérrimo juego y los decepcionantes resultados obtenidos por la Selección española en estos dos últimos envites clasificatorios (ante Islandia y Letonia, dos conjuntos realmente débiles dentro del panorama internacional), el comportamiento mostrado por sus integrantes y especialmente por nuestro seleccionador nacional ha rallado el absurdo y rebasado la comicidad. En vez de promocionar una devaluada Selección entre los españoles con entrenamientos vistosos, firma de autógrafos o actos públicos, en definitiva, con contacto humano entre futbolistas e hinchas, se ha tratado de enclaustrar a los jugadores, de hermetizarlos ante la polémica y la presión que la prensa suscita por su mala fase de clasificación. Los aficionados de Oviedo, que estuvieron esperando a sus ídolos pacientemente, se quedaron sin oportunidad de verlos, incrementando con este tipo de medidas la devaluación del combinado nacional y propulsando la mala imagen de la Selección.

Este extraño `estado de sitio´alrededor del `equipo de todos´, gracias al cual se pueden obviar ruedas de prensa, se pueden saltar a la torera y a diario ciertas normas de conducta (especialmente Luis Aragonés, quien tendría que ser el ejemplo y estandarte de esta selección...) y se puede ningunear a periodistas y aficionados, no hace más que dañar aún más al ya de por sí histórico segundo plato del balompié español. La Selección hace meses que navega sin rumbo pero es que tras esta jornada, el timón del barco se ha deteriorado hasta tal punto que se avecina naufragio incontrolable. Esperemos que no sea así y que la Federación y los jugadores coloquen a la Selección en el digno lugar que el fútbol español se merece.

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