martes, 19 de diciembre de 2006

Alabando al infractor y vituperando al creador


Si alguien vio los partidos de este fin de semana, la gran mayoría se fraguaron siguiendo un denominador común: El equipo que trataba jugar al fútbol acabó perdiendo y los que se limitaron a destruir y a defenderse agazapados, se llevaron la ansiada victoria. Pasó en el Espanyol- Real Madrid, en la final del Mundialito entre Barcelona e Internacional de Porto Alegre y en el Zaragoza-Valencia del sábado.

Por desgracia para el espectador, ésta es una tendencia claramente al alza, el 'unocerismo' está cada vez más presente en el fútbol actual, tal y como muestran las victorias de Grecia en la última Eurocopa y de Italia en el Mundial de este verano. Personalmente, no defiendo este tipo de juego, pero entiendo que ciertos equipos valoren su utilidad, ya que los resultados que se consiguen con él parecen óptimos. No obstante, lo que me parece algo ciertamente surrealista y fuera de lugar, son los continuos agasajos que se le dan a ciertos jugadores por utilizar abiertamente el juego subterráneo y parar de este modo a los futbolistas creativos del equipo rival. Sin ir más lejos, en el Zaragoza-Valencia del sábado, Pablo Aimar fue víctima de innumerables faltas por parte de los centrocampistas y defensas chés, que sabiendo de su calidad, no le dejaron realizar su habitual juego. Al día siguiente, en la prensa tituló "Albelda impone su ley" y destacó "la habilidad del Valencia para parar el fútbol ofensivo del Zaragoza". Sin duda los de Quique realizaron un gran partido defensivamente hablando, pero también se excedieron en el número de faltas. Lo mismo que vivió Aimar el sábado, le sucede a Silva en el bando valenciano, a Guti en el Real Madrid, a Ronaldinho en el Barcelona... en prácticamente cada partido.

Señores, si no defendemos a los jugadores creativos que dan espectáculo, éste juego se va acabar convirtiendo en otro deporte totalmente distinto y habrá que valorar si al espectador le vale la pena pagar una cara entrada por ver como 22 futbolistas se dan patadas entre sí. Los árbitros deben concienciarse de que la reiteración de faltas también puede ser motivo de amonestación y que la protección de los futbolistas que crean fútbol es una de sus labores más importantes. En vez de velar por el futbolista creativo, el colegiado, muchas veces, acaba amonestándole por protestar las continuas faltas a las que se ve sometido.

Por eso, por y para el disfrute de todos no deberíamos de alabar, más allá del trabajo meramente futbolístico, a los jugadores duros que rallan la legalidad en sus acciones e intentemos proteger a los futbolistas que hacen verdaderamente grande este deporte.

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