jueves, 19 de abril de 2007

El seguro futbolístico: necesario y obligatorio



El pasado 11 de octubre el futbolista del Atlético de Madrid, Maxi Rodríguez, se rompió los ligamentos de la rodilla en un encuentro amistoso entre las selecciones de España y Argentina disputado en una impracticable Nueva Condomina. Medio año más tarde, Maxi ya ha empezado ha entrenar junto a sus compañeros pero el litigio iniciado por el Atlético de Madrid contra la FIFA no ha hecho más que comenzar. Los juzgados madrileños han aceptado a trámite la demanda rojiblanca a través de la cual solicitan dos millones y medio de euros a la FIFA por daños y perjuicios, ya que según los atléticos: "el reglamento de la FIFA vulnera los artículos 81 y 82 del tratado de la UE".

El debate entre Selecciones nacionales y clubs se mantiene abierto desde muchos años atrás. Antiguamente, este problema era inexistente ya que un jugador profesional de élite disputaba como mucho 30 partidos de liga, cinco en la Copa del Generalísimo, un par correspondiente a la Copa Latina y a lo sumo, tres o cuatro encuentros anuales con la selección nacional, alguno más en año de Mundial. Es decir, rara vez se superaban los 40 partidos por temporada. De este modo, las disputas entre clubs y combinados nacionales no tenían sentido ni razón de ser. Actualmente el número de encuentros anuales se ha duplicado, así como la exigencia física y los viajes entre continentes, aumentando, consecuentemente, el riesgo de lesiones. Además, numerosos torneos y encuentros amistosos internacionales se solapan con los campeonatos domésticos de clubs, poniendo en un aprieto moral al futbolista al tener que escoger entre su país y el club que le paga religiosamente a final de mes.

Parece de ley, pues, que el club se enfurezca si, además de ceder a uno de sus jugadores, sin recibir nada a cambio, éste retorna gravemente lesionado. Extrapolando el caso a la vida cotidiana, si Pepe le deja su coche a Juan durante el fin de semana y este último se lo devuelve el lunes siguiente totalmente destrozado, es muy probable que, además de soportar el enfado monumental de Pepe, Juan tenga que abonarle la reparación de los desperfectos. En el terreno futbolístico esto no sucede, ya que las selecciones, en el mayor número de casos, lamentan la pérdida del futbolista y después se lavan las manos. Posiblemente, la mejor solución para casos como el acontecido con Maxi Rodríguez sea la contratación de seguros médicos gracias a los cuales, los clubs perjudicados por la pérdida de alguno de sus jugadores recibirían una compensación económica que permitiría el pago de la ficha mientras el futbolista está indispuesto y el tratamiento médico de éste. De este modo la FIFA solucionaría, en parte, uno de los mayores problemas de la tensa relación clubs-selecciones y se ahorraría tener que lidiar judicialmente con más de un conjunto damnificado por este tipo de sucesos. Es lo mínimo que las correspondientes Federaciones Nacionales deberían de ofrecer a los clubs de fútbol: la seguridad de no verse perjudicados por ceder a sus futbolistas a sus respectivas selecciones.

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